DIEGO ARMANDO MARADONA Y GASTON OSCAR YEMAL EN LOS ESTUDIOS DE CANAL 9.
YA PASARON 22 AÑOS DE ESE ENCUENTRO.
Y NOS HEMOS CRUZADO TANTAS VECES. Y POR ESO EN MI PRIMER LIBRO
¿EN QUE PENSAMOS?
TERMINA ASI:
Sr. Diego Armando Maradona 29 de octubre de 1997 En el día de su retiro… homenaje al más grande futbolista de todos los tiempos … … … Se estremeció el planeta. Se sacudió. Se conmovió. Se impresionó. Se sorprendió. Se congeló. Se convulsionó. Se perturbó. Se inquietó. Se alteró. Se confesó un ser irrepetible en la historia de la humanidad. Se lo escuchó compungido, apesadumbrado por su decisión. Se apreció su voz como nunca, porque siempre es divergente. Se lo notó afligido, quebrado, sin fuerzas para responder. Se lo ha amado como a nadie en su profesión. Se lo ha odiado por casi todos aquellos que no son argentinos. Se lo ha vanagloriado a pesar de todo. Se lo llorará por siempre. Se sabe que no existirá otro igual. Se sabe que no existirá ni siquiera otro parecido. Se sabe que tiene un gran amor propio para enfrentar su vida. Se sabe que ya el fútbol sin él no será fútbol. Se recomienda a los eruditos buscar otra palabra para definir a este deporte. Se han visto jugadas artísticamente maravillosas que sólo pueden provenir de sus piernas, en especial de su zurda mágica. Se han visto goles, pases inolvidables, increíbles, asombrosos, imposibles de realizar para cualquier otro futbolista. Se han visto apiladas de jugadores que quedaron en el piso en más de una oportunidad. Se ruega volver a ver el gol que le convirtió a los ingleses en el Mundial de 1986. Se le ha perdonado mucho, pero… ¿Quién es el imbécil que estuvo o está en condiciones de reclamarle algo? Se sobreentiende su decisión de abandonar a los 37 años. Se conoce públicamente todo lo que se lo ha acosado en estos veintiún años de profesionalismo. Se lo ha visto resucitar muchas veces, luego de parecer estar muerto, derrotado. Se lo ha visto pelearle a sus problema de adicción a las drogas que tanto en él influyeron, y en su carrera deportiva. Se lo ha visto reír en sus momentos de gloria, como aquel día en que alzó la Copa del Mundo obtenida en México en 1986. Se lo ha visto llorar con grandeza cuando Argentina perdió la final del Mundial de 1990 contra los alemanes. Se lo vio lagrimear a principios de 1997 por no poder demostrarle a los suspicaces de que estaba vivo, de que seguía siendo Gardel. Se lo vio de mil maneras. Se lo vio a partir de los 15 años jugando para Argentinos Juniors. Se lo vio jugar 692 partidos oficiales. Se llenaron de pasión cada una de las almas, de las mentes… Se enrojecieron las caras de millones de argentinos, de napolitanos… Se apasionó el mundo entero. Se gritaron y se disfrutaron 352 pases que le hizo a la red. Se puede confirmar que hay para todos los gustos. Se enamoró de los colores de su patria: el celeste y el blanco. Se enfrentó con otros países en 90 oportunidades. Se dio el gusto de convertir 33 goles con su tradicional camiseta número 10 jugando para la Selección Nacional. Se supo oponer, resistir ante estadios repletos que chiflaban el himno argentino, el de su país… …y nos supo llevar a la gloria. Se sabe que en 1994 nos llenó de tristeza. Se sabe que “Herrar es umano” y que él, aunque parezca un extraterrestre dentro del campo de juego, es de carne y hueso. Se relacionó con cuanta persona se le cruzó en el camino. Se codeo con personas de gran estirpe, de mucha categoría en el mundo. Se le ha pedido demasiado. Se le ha exigido mucho. Se tiene y se debe respetar su determinación de terminar abruptamente con su carrera deportiva. Se aseguró la gloria para siempre. Se sabe que es un mito viviente. Se sabe también que no habrá generación, por más futura que sea, que no sepa quien fue él, y que significo, y representó para nuestro país. Se lo va a extrañar. Se van a reproducir millones de imágenes de él en nuestras mentes. Se van a reproducir millones de imágenes televisivas de lo que fue su vida, su pasión, su familia, sus amigos… Se van a editar diversa cantidad de libros sobre su persona. Se lo recordará siempre como un ser frontal, impredecible en sus actos, como una megaestrella del deporte más popular del planeta, como lo es el fútbol. Se fue un grande. Se fue el 10. Se fue Diego. Se fue Diego Armando. Se fue, se retiro, nos dijo adiós, saludo a la pelota, al mundo entero, y por la puerta más grande de todas dijo adiós, como tantas otras veces, aunque esta parezca ser la definitiva. Se retiro del fútbol… DIEGO ARMANDO MARADONA. Serás inolvidable. ¡Salud!.. Y hasta siempre. * El poema, escrito, homenaje o como deseen llamarlo, fue almacenado en un disco rígido de un vieja computadora. Una sola vez el autor lo había impreso ya que llegó a manos del homenajeado en su oportunidad. Al recopilar el material para realizar el libro, se percató que había perdido su copia. Con la bronca de no poder incluirlo, comenzó a buscarlo pasando meses sin encontrarlo. Resignado, se acercó a la imprenta un viernes para dar por concluido el mismo. A 24 horas de imprimir, ordenando con su madre unos papeles de su cuarto adolescente, se reencontró con el escrito que hoy llega a sus manos sin modificación alguna. *(Escrito por el autor a los cinco minutos de su retiro oficial y a 24 horas de editar el libro).
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